Matías notaba que sus discípulos faltaban a las reuniones de estudio bíblico de cada semana y que su vínculo personal con cada uno de ellos no era el mismo de antes. La relación ya no era la misma. En aquel tiempo, sus discípulos -que tenían entre 17 y 22 años- habían encontrado “algo más para hacer”. Pasadas algunas semanas, y habiendo tratado de comunicarse con cada uno en particular, Matías tomó la decisión de empezar a hacer transmisiones en vivo donde compartía sobre una porción bíblica y luego conversaba con amigos de temas comunes de la vida y juntos llegaban a reflexiones que afirmaban verdades de la Palabra de Dios. Aquellas transmisiones que parecían algo para amigos o familiares, de a poco comenzó a crecer y llegar a personas que no pertenecían a su círculo de influencia, y así inició un trabajo de evangelismo y discipulado con nuevas personas que se acercaban a Jesús. Todo esto que pasaba en digital, luego se afirmaba en un tiempo de aprendizaje y ministración presencial. No pasó mucho tiempo para que aquellos primeros discípulos comenzaran a retomar el contacto con Matías, atraídos por esta nueva forma de presentar y compartir el Evangelio. Es que la Palabra de Dios es firme, verdadera y eterna, pero las formas de presentarla y estudiarla se van renovando, y Matías así lo comprendió.
Matías notaba que sus discípulos faltaban a las reuniones de estudio bíblico de cada semana y que su vínculo personal con cada uno de ellos no era el mismo de antes. La relación ya no era la misma. En aquel tiempo, sus discípulos -que tenían entre 17 y 22 años- habían encontrado “algo más para hacer”. Pasadas algunas semanas, y habiendo tratado de comunicarse con cada uno en particular, Matías tomó la decisión de empezar a hacer transmisiones en vivo donde compartía sobre una porción bíblica y luego conversaba con amigos de temas comunes de la vida y juntos llegaban a reflexiones que afirmaban verdades de la Palabra de Dios. Aquellas transmisiones que parecían algo para amigos o familiares, de a poco comenzó a crecer y llegar a personas que no pertenecían a su círculo de influencia, y así inició un trabajo de evangelismo y discipulado con nuevas personas que se acercaban a Jesús. Todo esto que pasaba en digital, luego se afirmaba en un tiempo de aprendizaje y ministración presencial. No pasó mucho tiempo para que aquellos primeros discípulos comenzaran a retomar el contacto con Matías, atraídos por esta nueva forma de presentar y compartir el Evangelio. Es que la Palabra de Dios es firme, verdadera y eterna, pero las formas de presentarla y estudiarla se van renovando, y Matías así lo comprendió.
Matías notaba que sus discípulos faltaban a las reuniones de estudio bíblico de cada semana y que su vínculo personal con cada uno de ellos no era el mismo de antes. La relación ya no era la misma. En aquel tiempo, sus discípulos -que tenían entre 17 y 22 años- habían encontrado “algo más para hacer”. Pasadas algunas semanas, y habiendo tratado de comunicarse con cada uno en particular, Matías tomó la decisión de empezar a hacer transmisiones en vivo donde compartía sobre una porción bíblica y luego conversaba con amigos de temas comunes de la vida y juntos llegaban a reflexiones que afirmaban verdades de la Palabra de Dios. Aquellas transmisiones que parecían algo para amigos o familiares, de a poco comenzó a crecer y llegar a personas que no pertenecían a su círculo de influencia, y así inició un trabajo de evangelismo y discipulado con nuevas personas que se acercaban a Jesús. Todo esto que pasaba en digital, luego se afirmaba en un tiempo de aprendizaje y ministración presencial. No pasó mucho tiempo para que aquellos primeros discípulos comenzaran a retomar el contacto con Matías, atraídos por esta nueva forma de presentar y compartir el Evangelio. Es que la Palabra de Dios es firme, verdadera y eterna, pero las formas de presentarla y estudiarla se van renovando, y Matías así lo comprendió.
Los seres humanos buscamos nuevas motivaciones, queremos ser incentivados con dinámicas atractivas y cada día buscamos alimentar el conocimiento y la vida espiritual con experiencias que nos llenen y completen. Líderes y pastores amigos, tenemos el desafío de desarrollar un liderazgo 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Este tiempo se destaca por la sencillez con la que las personas cuentan su malestar, angustia, dolor o necesidad en cualquier medio que tengan a disposición. Lo hacen a través de las redes sociales, los estados de WhatsApp o en un chat privado. Es tal la necesidad de sentirse plenos y sanos, que exponen sus vivencias de una manera deliberada, concreta y explícita buscando todo tipo de ayuda y consejo. Necesitamos estar atentos, con ojos y corazón abierto para leer, empatizar y acercarnos para hablar, cuidar y ministrar.
La tecnología cruza transversalmente todo lo que hacemos, decimos, compartimos, compramos y emprendemos. Hoy, un liderazgo que no se adapta, pierde efectividad, tiempo, fuerzas e influencia, porque las nuevas generaciones -millennials y centennials- requieren de una atención y ministración especial adaptada a sus necesidades y formas de actuar. Los preadolescentes y adolescentes de nuestras iglesias pasan de 4 a 5 hs por día conectados a internet, a un consumo liviano, no comprometido, diversificado y marcado por tendencias. Los líderes y pastores necesitamos adaptarnos, no sólo al conocimiento de lo que ellos viven, sino también a la manera en que ellos quieren hablar, conectarse, relacionarse y emprender una vida espiritual plena y con propósito. Adaptemos nuestros corazones y ministerios para servirles de una forma real y cercana.
Los videojuegos, redes sociales, apps y otras tecnologías son puentes para poder conectar con las nuevas generaciones. Hoy debemos tener firmeza en la Palabra, pero la apertura para aprovechar cada plataforma disponible para acercarnos y conectar con cada persona. Y aquí no solo hablamos de nuevas generaciones, sino de todo aquel que desea y necesita del Evangelio. Los tiempos que nos tocan vivir requieren de un pleno aprendizaje de habilidades que nos abran puertas para aprovechar cada medio disponible. Tu liderazgo ya no es presencial, es 24/7 y en todo lugar.
La historia de Matías es la de muchos de nosotros, que necesitamos adaptarnos, crecer, aprender y desaprender para que nuestras tareas de acercar a otros a Jesús se vuelvan cada vez más efectivas y por consecuencia, veamos frutos que permanezcan. En Juan 15 leemos sobre el labrador (Dios) que limpia los pámpanos (nosotros) para quitar lo viejo y renovar la fuerza de esas ramas que pronto darán nuevos frutos… porque es dando frutos que nosotros podemos llevar Gloria a Dios (v.8). Y lo mejor de todo este proceso, es que el fruto que veremos permanecerá (v.16) y llevará consigo la fuerza y vigor para no perecer.
Los seres humanos buscamos nuevas motivaciones, queremos ser incentivados con dinámicas atractivas y cada día buscamos alimentar el conocimiento y la vida espiritual con experiencias que nos llenen y completen. Líderes y pastores amigos, tenemos el desafío de desarrollar un liderazgo 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Este tiempo se destaca por la sencillez con la que las personas cuentan su malestar, angustia, dolor o necesidad en cualquier medio que tengan a disposición. Lo hacen a través de las redes sociales, los estados de WhatsApp o en un chat privado. Es tal la necesidad de sentirse plenos y sanos, que exponen sus vivencias de una manera deliberada, concreta y explícita buscando todo tipo de ayuda y consejo. Necesitamos estar atentos, con ojos y corazón abierto para leer, empatizar y acercarnos para hablar, cuidar y ministrar.
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Los videojuegos, redes sociales, apps y otras tecnologías son puentes para poder conectar con las nuevas generaciones. Hoy debemos tener firmeza en la Palabra, pero la apertura para aprovechar cada plataforma disponible para acercarnos y conectar con cada persona. Y aquí no solo hablamos de nuevas generaciones, sino de todo aquel que desea y necesita del Evangelio. Los tiempos que nos tocan vivir requieren de un pleno aprendizaje de habilidades que nos abran puertas para aprovechar cada medio disponible. Tu liderazgo ya no es presencial, es 24/7 y en todo lugar.
La historia de Matías es la de muchos de nosotros, que necesitamos adaptarnos, crecer, aprender y desaprender para que nuestras tareas de acercar a otros a Jesús se vuelvan cada vez más efectivas y por consecuencia, veamos frutos que permanezcan. En Juan 15 leemos sobre el labrador (Dios) que limpia los pámpanos (nosotros) para quitar lo viejo y renovar la fuerza de esas ramas que pronto darán nuevos frutos… porque es dando frutos que nosotros podemos llevar Gloria a Dios (v.8). Y lo mejor de todo este proceso, es que el fruto que veremos permanecerá (v.16) y llevará consigo la fuerza y vigor para no perecer.
Los seres humanos buscamos nuevas motivaciones, queremos ser incentivados con dinámicas atractivas y cada día buscamos alimentar el conocimiento y la vida espiritual con experiencias que nos llenen y completen. Líderes y pastores amigos, tenemos el desafío de desarrollar un liderazgo 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Este tiempo se destaca por la sencillez con la que las personas cuentan su malestar, angustia, dolor o necesidad en cualquier medio que tengan a disposición. Lo hacen a través de las redes sociales, los estados de WhatsApp o en un chat privado. Es tal la necesidad de sentirse plenos y sanos, que exponen sus vivencias de una manera deliberada, concreta y explícita buscando todo tipo de ayuda y consejo. Necesitamos estar atentos, con ojos y corazón abierto para leer, empatizar y acercarnos para hablar, cuidar y ministrar.
La tecnología cruza transversalmente todo lo que hacemos, decimos, compartimos, compramos y emprendemos. Hoy, un liderazgo que no se adapta, pierde efectividad, tiempo, fuerzas e influencia, porque las nuevas generaciones -millennials y centennials- requieren de una atención y ministración especial adaptada a sus necesidades y formas de actuar. Los preadolescentes y adolescentes de nuestras iglesias pasan de 4 a 5 hs por día conectados a internet, a un consumo liviano, no comprometido, diversificado y marcado por tendencias. Los líderes y pastores necesitamos adaptarnos, no sólo al conocimiento de lo que ellos viven, sino también a la manera en que ellos quieren hablar, conectarse, relacionarse y emprender una vida espiritual plena y con propósito. Adaptemos nuestros corazones y ministerios para servirles de una forma real y cercana.
Los videojuegos, redes sociales, apps y otras tecnologías son puentes para poder conectar con las nuevas generaciones. Hoy debemos tener firmeza en la Palabra, pero la apertura para aprovechar cada plataforma disponible para acercarnos y conectar con cada persona. Y aquí no solo hablamos de nuevas generaciones, sino de todo aquel que desea y necesita del Evangelio. Los tiempos que nos tocan vivir requieren de un pleno aprendizaje de habilidades que nos abran puertas para aprovechar cada medio disponible. Tu liderazgo ya no es presencial, es 24/7 y en todo lugar.
La historia de Matías es la de muchos de nosotros, que necesitamos adaptarnos, crecer, aprender y desaprender para que nuestras tareas de acercar a otros a Jesús se vuelvan cada vez más efectivas y por consecuencia, veamos frutos que permanezcan. En Juan 15 leemos sobre el labrador (Dios) que limpia los pámpanos (nosotros) para quitar lo viejo y renovar la fuerza de esas ramas que pronto darán nuevos frutos… porque es dando frutos que nosotros podemos llevar Gloria a Dios (v.8). Y lo mejor de todo este proceso, es que el fruto que veremos permanecerá (v.16) y llevará consigo la fuerza y vigor para no perecer.
Los seres humanos buscamos nuevas motivaciones, queremos ser incentivados con dinámicas atractivas y cada día buscamos alimentar el conocimiento y la vida espiritual con experiencias que nos llenen y completen. Líderes y pastores amigos, tenemos el desafío de desarrollar un liderazgo 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Este tiempo se destaca por la sencillez con la que las personas cuentan su malestar, angustia, dolor o necesidad en cualquier medio que tengan a disposición. Lo hacen a través de las redes sociales, los estados de WhatsApp o en un chat privado. Es tal la necesidad de sentirse plenos y sanos, que exponen sus vivencias de una manera deliberada, concreta y explícita buscando todo tipo de ayuda y consejo. Necesitamos estar atentos, con ojos y corazón abierto para leer, empatizar y acercarnos para hablar, cuidar y ministrar.
La tecnología cruza transversalmente todo lo que hacemos, decimos, compartimos, compramos y emprendemos. Hoy, un liderazgo que no se adapta, pierde efectividad, tiempo, fuerzas e influencia, porque las nuevas generaciones -millennials y centennials- requieren de una atención y ministración especial adaptada a sus necesidades y formas de actuar. Los preadolescentes y adolescentes de nuestras iglesias pasan de 4 a 5 hs por día conectados a internet, a un consumo liviano, no comprometido, diversificado y marcado por tendencias. Los líderes y pastores necesitamos adaptarnos, no sólo al conocimiento de lo que ellos viven, sino también a la manera en que ellos quieren hablar, conectarse, relacionarse y emprender una vida espiritual plena y con propósito. Adaptemos nuestros corazones y ministerios para servirles de una forma real y cercana.
Los videojuegos, redes sociales, apps y otras tecnologías son puentes para poder conectar con las nuevas generaciones. Hoy debemos tener firmeza en la Palabra, pero la apertura para aprovechar cada plataforma disponible para acercarnos y conectar con cada persona. Y aquí no solo hablamos de nuevas generaciones, sino de todo aquel que desea y necesita del Evangelio. Los tiempos que nos tocan vivir requieren de un pleno aprendizaje de habilidades que nos abran puertas para aprovechar cada medio disponible. Tu liderazgo ya no es presencial, es 24/7 y en todo lugar.
La historia de Matías es la de muchos de nosotros, que necesitamos adaptarnos, crecer, aprender y desaprender para que nuestras tareas de acercar a otros a Jesús se vuelvan cada vez más efectivas y por consecuencia, veamos frutos que permanezcan. En Juan 15 leemos sobre el labrador (Dios) que limpia los pámpanos (nosotros) para quitar lo viejo y renovar la fuerza de esas ramas que pronto darán nuevos frutos… porque es dando frutos que nosotros podemos llevar Gloria a Dios (v.8). Y lo mejor de todo este proceso, es que el fruto que veremos permanecerá (v.16) y llevará consigo la fuerza y vigor para no perecer.